NO ME CONOCES
No me conoces.
No sabes que podría guiarte
por senderos imposibles
a los que muy pocos se atreven,
por senderos de visiones y colores
donde solo aquellos que han tolerado
transponer los límites más lejanos
son capaces de no extraviarse.
Todavía no me conoces,
por eso no puedes saber
que mis manos están tendidas
y que si te aferras a ellas
puedo llevarte en cabalgatas
de vértigo, jadeos y alucinaciones
a conocer silencios y sonidos
cuyas proximidades generan
las visiones más extremas,
las fiebres más desgarradoras,
confusiones y temblores
en aquellos que no han sabido retemplarse
al fuego, en la hoguera de algún gran amor.
Todavía no me conoces,
es cierto, pero
¡Cuánto podrías tenerme
si me permitieras encontrarte!
No lo dudes mujer,
inspira profundo y redobla la marcha.
No me verás mezclado con la maza,
búscame entre los apartados
entre los demiurgos.
Búscame junto a las pitonisas,
inclinado hacia los vapores de ensueño
de los oráculos.
Búscame más allá,
donde no creas posible hallarme
antes que aferrado a lo cotidiano.
¡Búscame, no dejes de hacerlo mujer!
y si así y todo no me encuentras,
entonces, prueba con soñarme,
con rastrearme en la zona más oscura
de ese tiempo de magia y misterio
que llamamos vida.
¡Búscame!
¡Suéñame!
¡Alucíname!
que ya estoy llegando
para tomarte en mis brazos
y así salvarnos
de la tristeza enorme de vivir sin amor.
Enrique Tosto 31- 03.- 2007